Frases de Alejandra Pizarnik sobre el amor

Alejandra Pizarnik es considerada como la última poeta surrealista argentina del siglo, terminó suicidándose a los 36 años en su despacho de Buenos Aires. Sus versos en la literatura se desarrollan como un pensamiento muy racional y las frases de amor que emplea se acercan más a la cotidianidad, sin romantizar el hecho sobre que amar es una de las cosas más dolorosas que haremos en la vida sin obtener nada a cambio. 

“No quiero ir, nada más, que hasta el fondo” fue su último verso antes de ingerir cincuenta pastillas de Seconal sódico y morir, después de una infancia marginada por las constantes comparaciones con su hermana; Alejandra Pizarnik encontró su refugio en la literatura que después se volvieron poemas que plasmaban su carácter rebelde. 

Al entrar en terapia por sus problemas con el autoestima, el psicoanálisis se convirtió en su musa para desarrollar una voz poética que se transformó en un interés profundo por la pérdida y aumentó su nostalgia por su infancia. A los 24 decidió mudarse a París, donde encontró un ambiente para crear los poemas que venían desde su garganta desnuda; después estrecho lazos con Julio Cortázar, quien más adelante le escribiría una carta a Alejandra Pizarnik tras su primer intento de suicidio. 

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Frases de amor de Alejandra Pizarnik

• Y yo sola con mis voces, y tú tanto estás del otro lado que te confundo conmigo.
• Del combate con las palabras ocúltame y apaga el furor de mi cuerpo elemental.
• Algo caía en el silencio. Mi última palabra fue yo pero me refería al alba luminosa.
• Una flor no lejos de la noche mi cuerpo mudo se abre a la delicada urgencia del rocío.
• La noche de los dos se dispersó con la niebla. Es la estación de los alimentos fríos.
• Y la sed, mi memoria es de la sed, yo abajo, en el fondo, en el pozo, yo bebía, recuerdo.
• Recibe este rostro mío, mudo, mendigo. Recibe este amor que te pido. Recibe lo que hay en mí que eres tú.
• Todo hace el amor con el silencio. Me habían prometido un silencio como un fuego, una casa de silencio. De pronto el templo es un circo y la luz un tambor.
• Cuando me miras mis ojos son llaves, el muro tiene secretos, mi temor palabras, poemas. Sólo tú haces de mi memoria una viajera fascinada, un fuego incesante.
• Tú haces el silencio de las lilas que aletean en mi tragedia del viento en el corazón. Tú hiciste de mi vida un cuento para niños en donde naufragios y muertes son pretextos de ceremonias adorables.

• Palabras, palabras... El amor es otra cosa. Y no me importa que maltraten el mío ni que lo castiguen con la indiferencia más extrema. Yo sé que es real, yo sé que existe y me duele más que mi vida, o igual, porque es mi vida.
• Y aún me atrevo a amar el sonido de la luz en una hora muerta, el color del tiempo en un muro abandonado. En mi mirada lo he perdido todo. Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay.
• Tu voz en este no poder salirse las cosas de mi mirada ellas me desposeen hacen de mí un barco sobre un río de piedras si no es tu voz lluvia sola en mi silencio de fiebres tú me desatas los ojos y por favor que me hables siempre.
• No te llamo, no te pido. Me doy, te soy. Tú no me tomas, no me necesitas, no hay ganas de mí en tu mirada. Te veo, te creo, te recreo, mi solo amor, mi idiotez, mi desamparo. Qué me hiciste para que yo me enrostre este amor estúpido. Piedad por ti. Cuando te vea lloraré, recordando lo que tuviste que padecer en mi memoria.
• En la noche a tu lado las palabras son claves, son llaves. El deseo de morir es rey. Que tu cuerpo sea siempre un amado espacio de revelaciones.

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¿Qué transmiten los poemas de Alejandra Pizarnik?

Tras su muerte quedaron mil páginas de su diario, relatos cortos, hasta una obra de teatro y siete poemarios, todos contienen una capacidad increíble de expresión emocional. La calidad de su obra fue reconocida con una beca Fullbright y Guggenheim, hasta Octavio Paz descubrió su obra como una "cristalización verbal por amalgama de insomnio pasional". 

Sus poemas transmiten todo lo que la autora sentía, dolor y tristeza, sobre todo mucha muerte, que se intensificó después del fallecimiento de su padre. Su búsqueda del verdadero significado de la vida se plasma en los temas que tocaba, que eran: agonía existencial, silencio y naturaleza sombría. 

Los poemas de amor para Alejandra Pizarnik eran una escapada de la realidad, tener a quien amar y quien te amaba era evitar lo cruel de la vida, era más un sitio donde vivir tranquilos. Entre las obras más notables de la argentina se encuentra Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965), Extracción de la piedra de la locura (1968) y La condesa sangrienta (1971).