Aunque no lo creas dormir poco afecta tu belleza
Dormir lo suficiente no solamente es bueno para la salud, mantienes una buena forma física y mental, pero también a tener la piel más resplandeciente. Y es que, dormir bien hace que la piel luzca radiante al día siguiente, que los tejidos se regeneren adecuadamente y las impurezas se reduzcan. Si acompañas un buen sueño con una rutina cosmética pensada para tu tipo de piel, saldrás con una piel renovada.
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Tu cuerpo utiliza las horas de sueño para regenerarse y equilibrarse. Por ejemplo, tu cerebro aprovecha para generar nuevas conexiones y cuidar la memoria. Asimismo, también se renuevan tu piel y músculos del desgaste diario. Y al no dormir lo suficiente provocas que estos procesos no se realicen de manera adecuada. Lo que impacta en la salud de tu corazón, de tu sistema inmunitario y de tu mente, aumentando el riesgo de enfermedades.
Cuando descansas el cuerpo elimina toxinas e impurezas de manera natural. Dormir sirve de reparador natural de la piel, y, durante el sueño, se liberan hormonas encargadas de reconstruir las células de los labios y los párpados.
Descansar bien produce una oxigenación mayor, lo que repercute en el estado de la piel, que luce más luminosa y saludable. Por la tarde es cuando la piel empieza a regenerarse, y llegada la noche es cuando las células alcanzan el punto máximo de actividad. Por ello, es fundamental aprovechar estas horas para ayudar a la piel en su regeneración.
Si no duermo mis 8 o más horas de sueño. ¿Afecta a la piel?
Por supuesto. Hay una influencia de sentido opuesto, no hay más que pensar en el aspecto de quien ha dormido mal, rompiendo sus ritmos circadianos, el signo más evidente son las ojeras o la presencia de bolsas bajo los ojos al no haber permitido que se terminen los ciclos de drenaje interno.
La falta de sueño afecta a la luminosidad del rostro, que presenta un aspecto apagado. Esto se debe a que, cuando dormimos poco o mal, nuestro cuerpo libera noradrenalina, una sustancia que reduce la circulación sanguínea y, en consecuencia, la oxigenación y el aporte de nutrientes a la piel, que se ve deshidratada y descuidada. Además, la falta de sueño aumenta el estrés, un trastorno que afecta negativamente al estado de la piel, causando o empeorando afecciones dermatológicas como el acné y la dermatitis atópica. Las dermatitis deberemos considerarlas como procesos patológicos, en principio no producidas por las alteraciones del sueño, si bien un mal descanso puede hacer que empeoren.
La falta de sueño también repercute en el cabello. Cuando dormimos, nos relajamos, y esto puede frenar la caída si ésta es producida por el estrés. Durante la noche, se estimulan además las hormonas del crecimiento, lo que impulsa la aparición de nuevos cabellos. Además, dormir mal favorece la aparición de grasa en el pelo.
Nuestro cuerpo no siempre necesita que lo sometan a complejos tratamientos de belleza para que se vea bien, a veces los hábitos más sencillos son los que hacen la diferencia.
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