La dieta alimenticia de una persona diagnosticada con diabetes es de suma relevancia, porque de esta forma se pueden controlar los niveles de azúcar en la sangre, y se intenta mantenerlos dentro de los limites adecuados, para evitar que ocurran alteraciones como hiperglucemias o hipoglucemias.
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La diabetes es una enfermedad que se caracteriza por un aumento de la concentración de la glucosa en la sangre, debido a que el páncreas no produce, o el organismo no utiliza, la insulina de forma adecuada. Nuestro cuerpo necesita energía para funcionar, al igual que un automóvil necesita combustible, la glucosa es una fuente de energía, que utiliza a la insulina para entrar en las células, y que se obtiene de los alimentos.
Generalmente, la mitad de los alimentos que ingerimos contiene hidratos de carbono (también llamados azúcares o glúcidos), los cuales, una vez que pasan al estómago e intestino, se transforman mediante la digestión en glucosa, que es el azúcar más sencillo. Cuando los hidratos de carbono se encuentran en forma de glucosa, pasan a la sangre y es en este momento cuando actúa la insulina. Sin embargo, en el caso de las personas con diabetes, el páncreas no secreta insulina lo que provoca acumulación de glucosa en el torrente sanguíneo, es decir, niveles altos de azúcar en la sangre.
¿Qué debe desayunar comer y cenar un diabético?
A continuación, te compartiremos las recomendaciones dadas por Federación Mexicana de la Diabetes para elegir los alimentos que una persona diabética debe ingerir en el desayuno, comida y cena.
Recuerda acudir con un profesional de la salud que te indique las necesidades específicas que requiere tu dieta alimenticia, ya que el número de calorías diarias para ingerir, el peso ideal y el tipo de diabetes que tengas, tipo 1 o 2, son variantes fundamentales para determinar la alimentación a seguir.
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Desayuno:
Lácteos como leche, queso panela y yogurt natural con 0% grasas y azúcares; cereales (de preferencia la mitad de los que consumas deben ser integrales) como pan tostado y tortillas; frutas de temporada en cantidad moderada; verduras frescas y huevo. Ocasionalmente puedes consumir embutidos como salchicha y jamón.
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Comida:
Incluye una porción diaria de proteína, ensalada (preferentemente vegetales de hoja verde), grasas naturales, frutas, leguminosas y granos tu plato. Las opciones pueden ir desde lentejas, frijoles, garbanzos, papa asada y aguacate; pasta, arroz, pan integral, y tortillas con moderación; filete de ternera, pollo a la plancha, sardina, filete de pescado, de carne asada y huevo.
Puedes preparar guisados ricos en verduras o dividir tu plato en tres porciones, una que abarque la mitad y las otras dos que sean la división de lo que queda: la más grande equivale a las verduras y las dos restantes a la guarnición y a la proteína.
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Cena:
También incluye una porción de proteína, de frutas y verduras, cereales y leguminosas. Puedes consumir queso, cereal sin azúcar con leche, pan integral y ensaladas. Considera que si cenas a una hora muy próxima a la que te vas a dormir, la cena debe ser ligera.
Es importante mantener un balance de los diferentes grupos de alimentos a lo largo del día y tener en cuenta la cantidad total de su consumo. Por ejemplo, si ya se ingirió frutas en el desayuno, no pueden consumirse de manera abundante a la hora de la cena.
Sobre todo, en las dietas de las personas con diabetes es importante evitar el consumo de azúcares, buscar las alternativas más saludables, apegarse a las recomendaciones de los expertos de la salud, establecer un horario para cada comida y acompañar la dieta con actividad física.