Tal vez hayas, o no, escuchado el termino Kintsukuroi, pero lo que si seguramente has visto es el arte japones en el que la cerámica es reparada con oro que les da un aspecto de belleza extraña que abraza los “desperfectos” y los enaltece.
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El Kintsukuroi se ha convertido en tendencia en los últimos años, pero en realidad es una técnica japonesa del siglo XV para reparar objetos cerámicos, aunque también puede ser de madera, uniendo las partes rotas con pegamento dorada que en algunas ocasiones puede ser de plata o platino. De esta manera, la pieza que resulta no solo no esconde sus grietas, sino que las convierte en su aspecto más bello.
Abrazar la belleza de lo imperfecto, es lo que nos enseña la técnica de Kintsukuroi y algo que fue aprovechado por el psicólogo español Tomás Navarro, en el libro Kintsukuroi, El arte de curar heridas emocionales, en el que ha aplicado este principio a la psicología, para convencer a las personas que que sus dificultades y problemas no son un signo de debilidad, al contrario, indican fortaleza y capacidad de superación.
El origen de Kintsukuroi se dio en surgió cuando el shogun Ashikaga Yoshimasa envió a China una taza de té rota para repararla. El arreglo quedó con una vista nada agradable y además inútil, pues el agua se filtraba a través de las grietas, así que ordenó a artesanos japoneses que buscaran una solución que embelleciera la taza, la solución fue emplear un barniz mezclado con polvo de oro que convertía el nuevo tazón en algo más bello y duradero que el original.
Ahora este arte japones se ha popularizado alrededor del mundo y se puede encontrar en un sinfín de objetos decorativos desde platos y tazones hasta jarrones y floreros, las técnicas han ido sido perfeccionadas y ahora se pueden conseguir un tacto y vista homogéneas. Además de que algunas piezas han cobrado más valor al haber sido reparadas con esta técnica y han superado el paso del tiempo.