Consejos para mejorar la relación con mi hijo
Tener una buena relación padres e hijos es fundamental para el futuro. Educar un hijo no siempre es fácil y es importante tener en cuenta diferentes factores. Sin embargo, no es algo imposible, pero hay que tener en cuenta ciertos consejos para hacerlo lo mejor posible. Uno de ellos es practicar la escucha activa, es decir, tenemos que hacer sentir a nuestros hijos que los comprendemos tanto en los buenos como en los malos momentos.
Compartir tiempo con los hijos también es indispensable para mejorar la relación, pues uno de los motivos por los que existe una distanciamiento es la falta de pasar tiempo juntos. Una más es mostrar efecto, esto es muy importante para el desarrollo de los hijos.
Jugando con ellos o involucrándonos en sus actividades como padres también puede mejorar nuestra relación con ellos. Si hacemos esto se darán de que nos interesamos en lo que hacen y es importante para ellos.
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¿Cómo saber si mi hijo está resentido conmigo?
Para darnos cuenta de que nuestro hijo está resentido solo debemos de observar su comportamiento. Cuando los hijos están molestos lo demuestran actuando rebeldes, distantes o groseros. Su actitud cambia completamente, pasa de ser un niño amable y dulce a contestar de mala manera o no hacerlo.
Sin embargo, en lugar de que lo regañes, primero habla con él para saber lo que le pasa. La comunicación es la base para establecer cualquier tipo de relación y, sobre todo, en la familia. Verás que si logran entablar una conversación él te podrá decir lo que lo molesta.
¿Cómo saber cuando un hijo es tóxico?
Los hijos que son tóxicos se diferencian de otros debido su comportamiento. Estos se muestran con actitudes desafiantes, son mandones y autoritarios, caprichosos, muestran falta de empatía y las madres son la principal víctima de sus abusos. Si tu hijo muestra este tipo de comportamiento, lamentamos decirte que es tóxico y es importante que hagas algo al respecto.
La mala relación entre padres e hijos se debe en la mayoría de las ocasiones a la ausencia de los primeros. Esto puede tener arreglo en el que caso de que el comportamiento del niño no se haya salido fuera de control. En el caso de que sea así, lo mejor es acudir por ayuda psicológica.