La próstata es un órgano masculino encargado de la secreción de un líquido que favorece la función de los espermatozoides. Se localiza a la salida de la vejiga y envuelve a la uretra, el conducto que permite la salida de orina desde la vejiga.
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El cáncer de próstata consiste en el desarrollo de células malignas en el interior de este órgano, lo que lleva a un aumento progresivo de su tamaño. Este aumento de tamaño comprime a la uretra, lo que produce las manifestaciones clínicas características de esta enfermedad.
El cáncer de próstata es más frecuente en personas de edad avanzada entre 65 años y común entre los hombres de 50-64 años y tiene cierto componente hereditario, siendo más frecuente en familiares de pacientes que ya han tenido cáncer de próstata.
Los factores de riesgo de cáncer de próstata incluyen:
- La edad
- La obesidad
- Una historial familiar de cáncer de próstata
- Una dieta alta en grasas provenientes de la carne roja
- Una historia de enfermedad de transmisión sexual (ETS)
¿Cuáles son los síntomas de cáncer de próstata?
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El cáncer de próstata no siempre causa síntomas, especialmente al principio. Si causa síntomas, estos pueden incluir:
- Problemas para orinar
- Disminución en la fuerza del flujo de la orina
- Sangre en la orina
- Sangre en el semen
- Dolor de huesos
- Pérdida de peso
- Disfunción eréctil
- Orinar con frecuencia, especialmente en la noche
- Dolor en la espalda, las caderas o la pelvis
Cáncer de próstata localizado: La radiación y/o la cirugía son los tratamientos preferidos para el cáncer de próstata localizado con riesgo de propagación. La radiación puede administrarse después de la cirugía a determinados hombres si tienen un alto riesgo de que quede algún cáncer de próstata. Los efectos secundarios del tratamiento del cáncer de próstata con cirugía o radioterapia pueden incluir incontinencia urinaria, disfunción eréctil y problemas intestinales.
El riesgo de cáncer de próstata puede medirse a través de un análisis de sangre de antígeno prostático específico (PSA, por sus siglas en inglés). Actualmente no se puede prevenir, pero sí detectarse de forma precoz para instaurar el tratamiento adecuado.